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viernes, 14 de junio de 2019

Una política de viajes

Establecer una política de viajes en la pequeña empresa facilita hacer evidente la importancia que estos tienen y a la vez imponer un control para que sean eficaces, sin que su costo se vuelva en contra de su realización.

Al principio, una empresa pequeña tiene a sus clientes muy cerca. Los desplazamientos de los vendedores para atenderlos no representa una inversión significativa de dinero, sólo algo de tiempo.
En la medida que crece, es probable que amplíe su zona de clientes a ciudades cercanas, luego más alejadas y eventualmente, por fuera del país.
Los viajes deben ser vistos por los líderes como una inversión. No es afortunado que casi siempre la realidad es que sobresalgan y se comente sobre ellos por el gasto que representan.
Y es cierto que son costosos. Tanto en el tiempo que el viajero debe emplear en el desplazamiento, como en los costos de pasajes y tiquetes del medio de transporte usado más los gastos para mantener a la persona fuera de su casa durante algunos días.
Por eso, cada viaje debe estar estrechamente relacionado con el plan de ventas y los fines estratégicos de la empresa. 
Si así se plantea, los colaboradores entenderán las razones que pone la empresa para planearlos con cuidado, y comprenderán que la insistencia de los jefes en justificar su necesidad, no se debe sólo a ganas de ahorrar dinero.

Cada vendedor debe tener un esquema de manejo de los clientes asignados. Este esquema incluye un plan de visitas periódico, cuya frecuencia dependerá del tamaño del cliente y de su potencial. También hay que considerar la complejidad de los temas que trata con cada uno. 
En el video Ventas. Manejo de territorios y tiempos (ver acá) presentamos una metodología para esta tarea de programación.
Dependiendo de las características de cada mercado y de la cantidad de clientes y tipo de atención que requiere cada uno, es conveniente realizar con periodicidad (mensual, trimestral), una revisión de ajuste fino de los planes de visita que previamente se han trazado para el año.
El plan de visitas debe incluir un tratamiento especial para atender clientes en otras localidades o ciudades.
El criterio debe ser maximizar la cantidad de visitas y gestiones que se realizan en esa distinta plaza, sin descuidar la frecuencia de visita y la atención que un cliente requiere.
Siempre existirá la necesidad de realizar viajes de emergencia no planeados para atender una oportunidad de negocios o poner la cara a un problema. En esos casos, puede y debe hacer una revisión de la programación de visitas a esa zona y actuar en consecuencia. Por ejemplo, anticipar visita a otros clientes de la misma zona durante ese viaje.

Una inversión importante en todo viaje es el tiempo que se invierte en los desplazamientos.
Hay varios criterios para aprovechar ese tiempo. Algunos empresarios prefiero viajar por la noche para sacar el mejor provecho de las horas hábiles del día. Otros prefieren viajar durante el día, ocupando esas horas en actividades que en otro momento no pueden realizar como, por ejemplo, revisar el correo, ponerse la día en lecturas o estudio de un tema, preparar documentos, etcétera.
Cada empresario escogerá el esquema que mejor se adapte a su estilo de trabajo.
En el caso de los viajes de los colaboradores, debe fomentar también que saquen provecho a ese tiempo, cuidando de no invadir el espacio personal de cada uno. En general, es frecuente que las personas viajen de noche (en aquellos casos donde no es práctico pretender hacer el viaje y las visitas en el día) y no tienen inconveniente si el viaje se hace en día laboral. 
Si desea que inviertan parte de sus días de descanso viajando, asegúrese que la persona no ve inconveniente en ello. En general, los colaboradores disfrutan las oportunidades y retos que establece un viaje. Pero puede encontrar algunos que manifiesten inconveniente en un horario particular de viaje. Llegue a acuerdos en cada caso y ofrezca algo a cambio, por ejemplo, pagar en casos aislados un mejor hotel o entregar algún beneficio de otro tipo.
Algunos colaboradores pueden mostrar interés por viajar al inicio de un fin de semana o ajustando las fechas para aprovechar un día festivo. Pueden querer aprovechar ese tiempo para visitar una ciudad que no conocen, pasar rato con amigos o familiares en ese sitio o cualquiera otra razón.
La política de viajes que adopte debe considerar esto. Como lineamiento general, este tipo de libertades no debería causar problema si no hay diferencia sustancial en las tarifas de los pasajes y si hay claridad que los gastos de hospedaje, transportes locales, alimentación y otros durante esos días no laborales corren por cuenta del colaborador. Mostrar apertura en este tipo de concesiones es una forma de entregar beneficios a sus buenos colaboradores.
Si los viajes son con frecuencia a los mismos destinos, conviene que la empresa llegue a acuerdos con hoteles en los destinos. Dependiendo de la negociación, puede obtener mejor tarifa, que permitan pago diferido o algún otro beneficio. Esto puede facilitar la gestión de efectivo, y en viajes largos, no requiere entregar mucho dinero de anticipo al colaborador, minimizando así los riesgos asociados.

Conviene centralizar en algún colaborador la gestión de pasajes y reserva de hotel. 
Si los viajes son aéreos y la compra se hace con anticipación, generalmente se logran mejores tarifas. Una buena administración de esas compras puede ahorrar dinero a la empresa.
Al centralizar la compra de tiquetes y reservas en los hoteles en una persona, tiene una ventaja adicional. Es una forma para buscar coordinar que una sola persona viaje a una ciudad si dos o más manifiestan esa necesidad para similar fecha. Al menos, fomenta el diálogo entre los que van a viajar. Es posible que eventualmente pueda economizar algún viaje, sin perjudicar la atención y el servicio.
La empresa debe contar con un Manual de Viajes o un documento similar donde establezca las condiciones, limitaciones, libertades y en general qué puede y no puede hacer un colaborador cuando está de viaje en representación de la empresa.
Debe incluir, entre otras cosas:
  • Una clara manifestación señalando que quien viaja está en todo momento representando a la empresa en la distancia. Por lo tanto su actuación y comportamiento debe estar dentro de los lineamientos de la cultura de la empresa.
  • Qué tipo de transportes internos en la ciudad de visita puede utilizar. 
  • Cuánto dinero puede gastar en esos transportes.
  • Cuándo puede hacer una excepción a la norma, por ejemplo, alquilar un vehículo, o contratar uno por horas.
  • Qué tipo de comidas puede elegir que la empresa reconocerá.
  • Política de invitación y de atenciones a las personas de las empresas visitadas.
  • Otros gastos que se reconocen, por ejemplo, lavado de ropa superada una cierta cantidad de días por fuera de la sede de la empresa, seguros de viaje, dotaciones especiales, etcétera.

Al regreso de cada viaje, debe crear la costumbre en sus colaboradores de hacer un breve reporte del viaje al supervisor o jefe. Igualmente, debe incentivar que elaboren el reporte de gastos en un término de días breve y determinado.
Es posible que la empresa ya tenga unas normas de reporte de visita y de gastos. Insista entonces en qué se cumpla lo establecido en ella después de cada viaje.
Ocasionalmente deben realizarse viajes no relacionados con la atención a clientes. Puede ser asistencia a ferias y exposiciones, entrenamientos especiales, visitas a un proveedor u otra actividad no recurrente.

En estos casos, no estando la persona que viaja acostumbrada a la rutina del viaje, busque que alguien que viaja con frecuencia haga un acompañamiento para la preparación del viaje, buscando siempre maximizar el uso del tiempo y el empleo de un mínimo de recursos.

sábado, 25 de mayo de 2019

Los pasos del cambio 4 (pasos 7 y 8)

En el libro The Heart of Change de John P. Kotter y Dan S. Cohen los autores presentan una aproximación ordenada a cualquier iniciativa de cambio empresarial. En ocho pasos que se describen en forma general en el vídeo Los pasos del cambio (ver acá), los autores cubren todo lo necesario para que iniciativas de este tipo tengan mejores posibilidades de éxito.

En un artículo previo, Los pasos del cambio (ver acá) ya presentamos el tema en forma más general. Este artículo, de una serie de cuatro, da más detalle de cada uno de los pasos sugeridos por el autor.

Para facilitar el seguimiento del tema, los ocho pasos son:
  1. Crear un sentido de urgencia
  2. Armar un grupo que guíe
  3. Plantear la visión adecuada
  4. Comunicar
  5. Dar poder a las personas
  6. Crear metas intermedias
  7. No declarar victorias tempranas ni abandonar
  8. Hacer que el cambio pegue y se vuelva costumbre

En los tres artículos anteriores, ver Los pasos del cambio (1), Los pasos del cambio (2) y los pasos del cambio (3), presentamos los 6 primeros pasos que van hasta la celebración de lo logros intermedios en el camino del cambio.
En este artículo final, tratamos los pasos 7 y 8 del listado anterior.

No declarar victoria temprana ni abandonar
Las celebraciones de metas intermedias del paso 6, ver Los pasos del cambio (3), pueden considerarse como parte del esfuerzo de comunicación que debe hacer permanentemente durante toda la duración de la iniciativa de cambio. 
Sin embargo, la celebración de una etapa del proceso de cambio, no debe ser de tal magnitud que se entienda como una declaración de victoria temprana. A eso se refiere este séptimo paso. 
Lo que se busca con las celebraciones intermedias es dar impulso a la iniciativa de cambio y mantener la inercia del esfuerzo que ya ha iniciado. Pero una celebración excesiva puede dar el mensaje equivocado: que ya llegamos a la meta y que las tareas que hacen falta no son ya tan importantes.
Con certeza aparecerán problemas importantes y barreras aparentemente insalvables. Con las celebraciones de metas intermedias, se crea una ola tras otra de entusiasmo que evita que las personas abandonen el trabajo necesario para llegar a la nueva visión y les da la energía necesaria para superar todo obstáculo. Mantenga vivo, a través de los esquemas de comunicación, el sentido de urgencia que disparó la necesidad de cambio. 
A través del equipo guía ayude a que sus colaboradores se liberen de tareas que fueron relevantes en el esquema anterior pero que no lo serán con el nuevo esquema. Asegure que todo esfuerzo que se haga consolide la nueva forma de hacer las cosas. Deberá ser persistente para evitar que las cosas vuelvan a como se hacían antes. La fuerza de la tradición es poderosa y cualquier descuido hará que la organización regrese a los procesos y costumbres previos al cambio. Si no está promocionando siempre la nueva forma de hacer las cosas, las personas tenderán a quedarse donde encuentren una posición cómoda.

Hacer que el cambio pegue y se vuelva costumbre 
El último paso es tal vez el más importante y posiblemente el más difícil de lograr en cualquier organización. También le corresponde al grupo guía ejecutarlo.
Como hemos mencionado, estos ocho pasos buscan descongelar la forma como viene haciendo las cosas mediante la creación de un sentido de urgencia y el nombramiento de personas con poder para que empujen la iniciativa de cambio. 
Cuando se llega al nivel deseado de cosas, lo ideal es volver a congelar los procesos, procedimientos y demás elementos de la vida empresarial para que el cambio sea efectivo y permanente. 
La correcta estructura organizacional y un apropiado esquema de compensación, facilita adoptar la nueva forma de hacer las cosas. En las promociones, de prioridad a las personas que más se identifican con los nuevos esquemas. Aproveche las nuevas contrataciones para que acepten como único el orden actual de las cosas y procure que no se contaminen con los métodos antiguos.
La supervisión del grupo guía seguirá siendo básica hasta que los nuevos esquemas sean adoptados por la cultura empresarial.
No pase por alto suplir las necesidades de capacitación y entrenamiento que algunas personas puedan requerir dentro del nuevo esquema.
Un último comentario sobre la consolidación del nuevo esquema. Resaltamos la importancia de volver a congelar los nuevos procesos y procedimientos. Pero tenga presente que esa permanencia debe ser relativa. 
Si usted logra que la organización recorra la iniciativa de cambio con éxito hacia la nueva forma de hacer las cosas, querrá que se quede allí, para obtener los beneficios de esa nueva forma y que no se devuelva a como estaban las cosas antes. 
Pero recuerde que el mundo es cada vez más dinámico y que las estrategias y ventajas competitivas cada vez duran menos. Así, las posibilidades de verse en corto tiempo nuevamente abocado a una nueva iniciativa de cambio, son altas.
La mejor opción es mantener a la organización permanentemente en rutinas de cambio. Ni tanto que la gente piense que en su empresa nada es estable ni tan poco que el mercado lo supere. 
Crear esa costumbre por el cambio e insertarla en la cultura de la empresa, se convertirá en una ventaja competitiva, de por sí, sostenible. 


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Los pasos del cambio 3 (pasos 5 y 6)

En el libro The Heart of Change de John P. Kotter y Dan S. Cohen los autores presentan una aproximación ordenada a cualquier iniciativa de cambio empresarial. En ocho pasos que se describen en forma general en el vídeo Los pasos del cambio (ver acá), los autores cubren todo lo necesario para que iniciativas de este tipo tengan mejores posibilidades de éxito.

En un artículo previo, Los pasos del cambio (ver acá) ya presentamos el tema en forma más general. Este artículo, de una serie de cuatro, da más detalle de cada uno de los pasos sugeridos por el autor.

Para facilitar el seguimiento del tema, los ocho pasos son:
  1. Crear un sentido de urgencia
  2. Armar un grupo que guíe
  3. Plantear la visión adecuada
  4. Comunicar
  5. Dar poder a las personas
  6. Crear metas intermedias
  7. No declarar victorias tempranas ni abandonar
  8. Hacer que el cambio pegue y se vuelva costumbre

En los dos artículos anteriores, ver Los pasos del cambio (1) y Los pasos del cambio (2), cubrimos los primeros cuatro pasos que concluyen con la comunicación a toda la organización que establece un arranque formal del proceso de cambio.
En este tercer artículo tratamos los pasos 5 y 6 del listado arriba.

Dar poder a las personas
Una forma clara y efectiva de lograr que las personas se involucren positivamente con la iniciativa de cambio y la tomen como propia es dándoles poder.  Al tenerlo, van a considerar que el cambio también es su logro y van a colaborar en forma entusiasta, superando en forma más fácil, todo tipo de barreras. 
Entre las fuentes de obstáculos está la jerarquía organizacional de la empresa. 
Las personas en los niveles altos han invertido tiempo y esfuerzo y muchas veces han comprometido sus relaciones personales para llegar a esos niveles. Cualquier cambio puede poner en peligro su estabilidad y la actual posición. Por lo tanto es casi normal que se opongan. Dando poder a las personas en todos los niveles, el nivel jerárquico pierde algo de relevancia en la iniciativa de cambio. 
Otra barrera la crea el esquema existente de ascensos, remuneración y premios. 
Actúa en forma similar a la barrera que crea la jerarquía. Nadie va a querer perder lo logrado. Por lo tanto, para evitarlo, se opondrá a un cambio si tiene la más mínima sospecha de que pueda desmejorar lo ya ganado.
Es normal encontrar personas en las empresas que han vivido experiencias no exitosas en el pasado. En algunos casos, esos fracasos las marcan negativamente y las vuelve contrarias a las iniciativas de cambio. Van a gritar a todos los vientos todos sus miedos y reparos. Al dar poder a las personas, aquellos temerosos pierden auditorio. 
Los nuevos colaboradores, con poder para mover el cambio, tenderán a no escuchar esas voces negativas.  
La información puede convertirse en una barrera importante a superar. 
Primero debe reconocer que las personas que tiene información y no la comparte, adquieren poder que, aunque poco duradero, puede ser dañino para la iniciativa de cambio. Esas personas pueden usar esa información que guardan para su beneficio, en detrimento de la iniciativa de cambio. La herramienta que usan es una comunicación velada en forma de retroalimentación manipulada para lograr que las personas sobre las que tienen acceso y algún control, interpreten los mensajes como ellos lo desean. De nuevo en este caso, las personas a las cuales ha investido con poder pueden, con mayor facilidad, hacer caso omiso de esos mensajes pues la sola motivación de impulsar el cambio, los lleva a considerar todo mensaje con ojos críticos, sin importar de donde venga.
Procure que la información circule libremente, desenmascarando a aquellos que quieren retener algo para darle un manejo inadecuado.

Celebrar metas intermedias
Las metas intermedias son pequeños altos en la acción donde se hace alguna celebración del logro de un objetivo de menor envergadura en el camino hacia la visión. 
Estas celebraciones sencillas y breves, permiten que toda la organización sienta que su esfuerzo es reconocido y se nota. Es un premio emocional a todas las personas que contribuyen.
También ayudan a mantener el impulso generado con el sentido de urgencia inicial, que se requiere para continuar la tarea de cambio y mantienen a los críticos y cínicos en su sitio. 
En iniciativas de cambio de mayor complejidad, el Plan debe prever separar la iniciativa total en varias iniciativas más simples. Celebraciones breves al finalizar cada una de estas tienen el mismo efecto. En estos casos, es conveniente considerar en el Plan, atender primero tareas que pueden mostrar rápido resultados positivos. Así, al alcanzar el logro buscado y efectuar la correspondiente celebración, transmite a la organización el mensaje positivo que la Estrategia está funcionando y que el cambio se está dando.


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Los pasos del cambio (4)

Los pasos del cambio 2 (pasos 3 y 4)

En el libro The Heart of Change de John P. Kotter y Dan S. Cohen los autores presentan una aproximación ordenada a cualquier iniciativa de cambio empresarial. En ocho pasos que se describen en forma general en el vídeo Los pasos del cambio (ver acá), los autores cubren todo lo necesario para que iniciativas de este tipo tengan mejores posibilidades de éxito. 

En un artículo previo, Los pasos del cambio (ver acá) ya presentamos el tema en forma más general. Este artículo, de una serie de cuatro, da más detalle de cada uno de los pasos sugeridos por el autor.
Para facilitar el seguimiento del tema, los ocho pasos son:
  1. Crear un sentido de urgencia
  2. Armar un grupo que guíe
  3. Plantear la visión adecuada
  4. Comunicar
  5. Dar poder a las personas
  6. Crear metas intermedias
  7. No declarar victorias tempranas ni abandonar
  8. Hacer que el cambio pegue y se vuelva costumbre
En el primer artículo, cubrimos cómo crear un sentido de urgencia y la forma de armar un grupo guía para la iniciativa del cambio.
En este segundo artículo tratamos los pasos 3 y 4 del listado anterior.

Plantear la visión adecuada
La tarea central del grupo guía, cuya formación se discutió en el contenido Los pasos del cambio (1), es la ejecución de este tercer paso. 
Se debe crear un acuerdo guía, o sea una serie de postulados y metas compartidos por todos, que serán la linea conductora del esfuerzo de cambio. Esto incluye una clara visión que debe ser capaz de explicar, usted y cualquiera de lo miembros del grupo guía, en menos de cinco minutos. 
Esa visión permitirá que el resto de la organización establezca las estrategias necesarias para que la organización se mueva hacia el rumbo definido por esa visión. La visión debe mostrar un futuro posible y delinear la forma de llegar allá.
El grupo guía deberá tener una respuesta concisa a cada una de las siguientes preguntas. Con las respuestas, tendrá los elementos necesarios para completar este paso.
  • ¿Por qué es necesario el cambio?
  • ¿Qué se requiere cambiar?
  • ¿Cuál es nuestra visión para la nueva organización?
  • ¿Qué no se debe modificar?
  • ¿Cuál es la mejor forma de hacer realidad la visión?
  • ¿Cuáles estrategias de cambio son inaceptablemente peligrosas y debe evitar?

Una clara visión que mueva a las personas es indispensable. Pero requiere del sustento lógico que provee una Estrategia, un Plan, y un Presupuesto. 
El grupo guía también es responsable de desarrollar estas herramientas, que se fundamentan en la Visión y deben estar claramente relacionadas y conectadas entre sí. Estas tareas deben completarse antes de proceder a mover la organización hacia el cambio.
La Estrategia que defina es la forma ordenada de usar los recursos y capacidades disponibles para alcanzar la nueva visión establecida. Directamente relacionado con esta, define el Plan, que es la descripción lineal, semana a semana, de qué se va a ejecutar en cada uno de esos períodos, indicando qué recursos físicos requiere y a qué personas va a involucrar, necesidades estas que se reflejan en un Presupuesto. Debe definir cuánto dinero y en qué momento lo requiere para que el cambio se de como se espera. Considere inversión en comunicaciones, reuniones de toda la gente, cambios en estructuras como oficinas y equipos, capacitación y entrenamiento de las personas en nuevas tareas. 
Emprenda todas estas tareas antes de anunciar cómo va a ejecutar el cambio. Sin embargo, como las hace después de haber creado un sentido de urgencia en la empresa, debe completarlas rápido para evitar que el impulso creado se pierda. 

Comunicar 
Es con este cuarto paso que se inicia en realidad el proceso de implantación de la iniciativa de cambio en la organización. 
Comunicando en forma eficaz su mensaje, que debe ser simple, sincero, sin tecnicismos ni palabras rebuscadas, logrará que todos los colaboradores empiecen a comprar la idea del cambio. 
Utilice todos los canales de comunicación que considere pertinentes. La intensidad de la comunicación debe ser tal que en forma rápida vincule a la mayor cantidad posible de personas en el camino hacia la visión, pero nunca excesiva pues aburre y puede incluso crear rechazo en su auditorio. Comunicar menos de lo necesario, por temor tal vez de fuga de información, es nocivo.
El mensaje debe hacer énfasis en la Visión y en la Estrategia. 
Detecte y atienda en esas comunicaciones las manifestaciones de ansiedad, duda, confusión, rechazo y escepticismo en sus colaboradores.
Sin embargo, no espere que todos compren en esa primera comunicación la importancia del cambio. Recuerde que sacar a todas las personas de su zona de comodidad, a veces requiere esfuerzos adicionales. Ya comentamos algo en el contenido Los pasos del cambio (1) sobre los comportamientos y perfiles de las personas, los obstáculos que ponen a la iniciación y durante la ejecución, la resistencia que van a ejercer. Es importante evitar que estas actitudes y comportamientos lleven a la organización a zonas de riesgo y confrontaciones inútiles.
Como respuesta a su mensaje, posiblemente va a escuchar frases como “No veo por qué necesitamos cambiar”, “Nunca seremos capaces de hacer que eso funcione”, “¿Es un chiste, o es en serio?”.  
No discuta esas posiciones. Adminístrelas conversando con todos y determinando la verdadera causa de los comentarios. Puede ser ansiedad de perder algo. Miedo a no ser capaces de ejercer las nuevas tareas. El acercamiento individual a todas las personas es útil como también lo es hacer sesiones de preguntas y respuestas colectivas. En éstas se puede reforzar el contenido de la visión contestando en forma clara las dudas de todos los colaboradores. Evite las actitudes negativas, las respuestas agresivas y toda manifestación no positiva en sus palabras. 
Tenga siempre presente que las palabras y las acciones deben coincidir. Nada más dañino en una iniciativa de cambio y en general en toda tarea administrativa, que decir una cosa y hacer o que la gente perciba que hace, otra. Esa es una forma efectiva de disparar sentimientos de cinismo que debe evitar. Las personas prefieren siempre la honestidad, así el mensaje honesto que reciban no sea el que desean escuchar. 


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Los pasos del cambio (4)

Los pasos del cambio 1 (pasos 1 y 2)

En el libro The Heart of Change de John P. Kotter y Dan S. Cohen los autores presentan una aproximación ordenada a cualquier iniciativa de cambio empresarial. En ocho pasos que se describen en forma general en el vídeo Los pasos del cambio (ver acá), los autores cubren todo lo necesario para que iniciativas de este tipo tengan mejores posibilidades de éxito.

En un artículo previo, Los pasos del cambio (ver acá) ya presentamos el tema en forma más general. Este artículo, de una serie de cuatro, da más detalle de cada uno de los pasos sugeridos por el autor.

Para facilitar el seguimiento del tema, los ocho pasos son:

  1. Crear un sentido de urgencia
  2. Armar un grupo que guíe
  3. Plantear la visión adecuada
  4. Comunicar
  5. Dar poder a las personas
  6. Crear metas intermedias
  7. No declarar victorias tempranas ni abandonar
  8. Hacer que el cambio pegue y se vuelva costumbre


En este artículo, cubriremos los dos primeros temas.

Sentido de Urgencia
El primer paso es crear un adecuado y prudente sentido de urgencia en la organización. Es frecuente que este estado lo facilite una crisis que ya vive la empresa, bien sea por las evidentes características de la crisis que todos sus colaboradores, clientes, proveedores o otras entidades relacionadas sienten, o porque usted, como responsable de la operación, hace lo necesario para hacerla evidente y resaltar las consecuencias negativas de no enfrentarla adecuadamente. 
Lo que debe buscar, al evidenciar una crisis o una situación inconveniente o problemática que desea cambiar, es que su grupo de colaboradores empiecen a sentir que la forma como se han venido haciendo las cosas no es la más adecuada y sientan la necesidad del cambio.
En proceso de cambio implica descongelar los procesos, procedimientos, esquemas y modelos de negocio que se han venido utilizando durante un tiempo, y que es posible ya hayan creado un hábito, para evaluarlos, revisarlos, ajustarlos y adecuarlos a las nuevas condiciones. Una vez se hayan modificado y estén operando apropiadamente, se deben volver a congelar, y crear el nuevo hábito, sin perder nunca de vista que en el futuro tendrá de nuevo que descongelarlos para darles un nuevo ajuste. 
En las condiciones actuales de la vida empresarial, este proceso de cambio permanente y periódico es cada vez más necesario para mantenerse competitivo. Procure entonces construir en su grupo de colaboradores una abierta y positiva actitud frente al cambio. Será un elemento importante de su ventaja competitiva.
No se haga ilusiones de que un proceso de cambio es fácil. Por más evidente que sea la crisis y la necesidad de modificar algo, tendrá siempre que enfrentarse a obstáculos y administrar actitudes negativas que buscan detener la iniciativa de cambio.
Las barreras más frecuentes que encontrará cuando inicie el proceso de modificación del actual estado de las cosas se describen a continuación.
La primera es la complacencia por los éxitos obtenidos hasta ahora. Es normal que cuando las cosas van bien, usted y su organización se sientan orgullosos de los logros. Pero es peligroso el falso orgullo e incluso la arrogancia que lo ciegan y no le permiten ver la necesidad de un cambio, así sus clientes, competidores, condiciones del entorno, el mercado y las condiciones competitivas, se lo estén sugiriendo o pidiendo a gritos.
La segunda se relaciona con las costumbres que se crean con el tiempo en la forma como hacemos las cosas. Todos creamos zonas, físicas y mentales, donde nos sentimos bien, tranquilos y confortables. Creamos procesos, relaciones y métodos de trabajo que con el tiempo sentimos que fluyen bien, sin mayor esfuerzo. Cuando nos tratan de sacar de esas zonas de confort, a veces nos violentamos y manifestamos nuestro desasosiego de distintas formas, no todas positivas o constructivas. 
Una puede ser inmovilizarnos y buscar formas y mecanismos de protección. Esto puede deberse a la pereza de tener que buscar un nuevo ajuste en relaciones, métodos y procesos de trabajo, que toman tiempo y esfuerzo, o al miedo relacionado con la preocupación de no ser capaces ni tener las habilidades o experiencias adecuadas para enfrentar los nuevos esquemas. Otra forma de manifestar el descontento es con ira, actitudes negativas y de rechazo a cualquier movimiento, acciones abiertas, pero muchas veces bajo cuerda, de obstrucción a toda iniciativa de cambio.
Debe estar atento a los nuevos pesimistas crónicos, que antes no eran así, que manifiestan permanente indecisión frente a las nuevas actividades requeridas para la nueva iniciativa. Nunca subestime todas estas manifestaciones. En pasos posteriores, volvemos sobre la forma de manejar estas barreras.
Crear el sentido de urgencia se facilita si muestra a sus colaboradores la necesidad de cambio con algo tangible que pueden ver y sentir. La evidencia de la necesidad de cambio debe ser dramática, sin caer en la exageración que puede crear pánico. También debe ser válida, nunca inventada o manipulada. Los datos y elementos de información que presente para hacer evidente la crisis deben ser mostrados con transparencia y con la suficiente claridad para que todos los destinatarios los entiendan. Al crear el sentido de urgencia, se reduce la complacencia de las personas con el estado actual de las cosas. 

Armar un grupo que guíe
El segundo paso es crear un grupo de personas que tenga el suficiente poder para dirigir y guiar durante el proceso de cambio. 
Si la tarea de crear un adecuado sentido de urgencia ha tenido éxito, es bastante probable que muchas personas quieran formar parte de este grupo guía. 
Con el adecuado sentido de urgencia, muchas personas van a querer liderar un cambio sin importar si el riesgo es elevado o si hay posibilidades ciertas de obtener remuneraciones de cualquier tipo –salarios, posición, etcétera– en el corto plazo. 
Entre más personas tengan una posición positiva frente a la necesidad del cambio, mejor. Trate que al menos el 75% de sus colaboradores se encuentre comprometido de alguna manera con la iniciativa de cambio antes de arrancar formalmente. 
Evidentemente, solo una pequeña porción de ese 75% debe formar parte del grupo guía que cree, cuya función central será canalizar esfuerzos y evitar que se genere desorden, más nocivo aún que la falta de cambio. Actividades sin coordinación, así sean de buena fe, buscando llegar al nuevo orden de cosas, pueden ser poco efectivas, costosas y poco duraderas.
De vida al grupo que guiará el cambio con personas que sumen entre todas habilidades para las tareas a realizar, tengan conocimiento de qué pasa por fuera de la empresa, sepan cómo opera la empresa y dónde consiguen información, tengan capacidad de liderazgo y ejecución, con clara aptitud de trabajo en equipo, buenas conexiones con las entidades relacionadas externas que serán afectadas y con aceptación entre los demás colaboradores, de modo que sus guías y recomendaciones sean creíbles. 
Evite que aparezcan héroes que se enrollen la bandera del cambio. Tendrá mejores posibilidades de éxito con el trabajo coordinado de todos.
No mire solo entre sus directos colaboradores. Es muy probable que encuentre personas adecuadas para el grupo guía en otros niveles. Si tiene la costumbre de hacer reuniones uno a uno con sus colaboradores y ellos a su vez con las personas que les reportan, es posible que tenga ya buenos elementos para la elección de esas personas. Busque desde el principio involucrar a personas que sospeche puedan crear barreras y obstáculos.
Este grupo no va a arrancar solo. Hay que darle elementos y guías para que se forme apropiadamente. Quienes constituyan ese grupo líder deben crear una adecuada visión de cómo será la empresa cuando el cambio se haya completado. Es importante que usted esté presente en todas las discusiones de la creación de la visión.
El tamaño del grupo guía depende del tamaño de su organización y del alcance de la iniciativa de cambio. En general el grupo guía debe ser relativamente pequeño, creando y dirigiendo grupos menores ocasionales, con otras personas, cuando se requieran ejecutar tareas de menor envergadura dentro del plan total de cambio.
Cerciórese que el grupo establece un esquema formal de trabajo: quién es el líder, fechas de reunión, agenda y acta de cada reunión, reportes periódicos. Toda esta información la deben compartir con usted, si usted no forma parte del grupo.

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Los pasos del cambio (4)

Los pasos del cambio - Descripción general

Todas las actividades requeridas en la administración de una empresa se benefician al seguir unos pasos lógicos con una secuencia definida y siempre repetida. La administración de una iniciativa de cambio es un ejemplo donde esta buena práctica y proceso de gestión cobra especial importancia. 

En el vídeo Los pasos del cambio (ver acá) presentamos una introducción a las etapas a seguir para la implantación de un cambio, de acuerdo a los sugerido por John P. Kotter en su libro The Heart of Change.
Los pasos son ocho. Todos igualmente importantes. La recomendación es seguirlos sin obviar ninguno. Es evidente que cada cambio requiere un distinto nivel de énfasis y detalle en cada paso. Pero la rutina de cada vez evaluarlos todos y aplicar sólo lo necesario, según lo requiera cada situación, es valiosa.
En este artículo ampliamos ese contenido con más elementos que pueden ayudar a que una iniciativa de cambio llegue a feliz término con menos esfuerzo.
Si ya ha tratado de implantar cambio en el pasado, sabe lo difícil que es. El cambio afecta a las personas que típicamente se aferran a lo actual, y se les dificulta desechar y abandonar el pasado. Un cambio exitoso se logra cuando las personas sienten diferente, no cuando piensan diferente.

¿Qué puede salir mal? 
Es posible que si revisa las iniciativas de cambio pasadas y su éxito, o falta de este, notará que hay cosas que pudo haber dicho, hecho o manejado en forma diferente para lograr el resultado esperado.
Se cuestionará si pudo haber comunicado mejor a sus colaboradores, o si debió involucrar a más o menos personas. Puede concluir que más apoyo de cierta área habría hecho la diferencia.
Los problemas típicos son:
  • Colaboradores no dispuestos a asignar recursos de su grupo (tiempo de las personas y otro tipo de recursos).
  • Personas negativas que restan motivación a otras, o les impiden ver las bondades del cambio.
  • Algunas personas se resisten (unas con razón, otras por temor).
  • Manejo inadecuado del tiempo para atender las responsabilidades actuales y las que requiera el cambio.
  • Cambios importantes implican que las personas deben salirse de su zona de comodidad. Algunos colaboradores se oponen o incluso renuncian.
  • Aparecen obstáculos de todo tipo, tanto al inicio (no tenemos tiempo, nadie ayuda, eso no es importante), como de sostenimiento (eso es difícil, no está funcionando, teníamos razón).

Seguir los pasos recomendados busca evitar estos y otros problemas que pueden presentarse, al crear el ambiente propicio para el cambio, comunicando todo lo que debe comunicarse para reducir la preocupación e incertidumbre que el cambio induce, minimizando los riesgos, prediciendo y superando obstáculos.

Antes de proceder
Como ya lo indicamos, seguir las etapas del cambio con el énfasis apropiado en cada una, requiere entender qué se propone con su iniciativa.
Primero determine el alcance del cambio. ¿Abarca toda la empresa o sólo un área? ¿Cómo afecta el cambio de un área a las demás? ¿Cuántas personas se afectarán directamente por el nuevo orden de cosas? 
Algunos cambios son en los procesos, otros en las tecnologías que usa la empresa. Pueden o no modificar la organización y afectar más o menos el rol de cada colaborador.
En segundo lugar, evalúe la cantidad del cambio. ¿Es una iniciativa importante, que al finalizarla evidenciará una empresa diferente a la actual? ¿Cuántos recursos piensa invertir en el cambio? ¿Cuánto tiempo demorará desde el inicio a la consolidación del estado final deseado?
Para cambios importantes, es recomendable implantarlos como una secuencia, pensada y diseñada, de pequeños cambios consecutivos. Permite un manejo más cómodo de los recursos, facilita enfrentar la resistencia, considera mejor las limitaciones de tiempo. Sin embargo, implica más administración y seguimiento para mantener viva la motivación.

Cuándo cambiar
  • Cuando el desempeño de un área o de toda la empresa es pobre o no es tan ágil como acostumbraba serlo.
  • Cuando los procesos son lentos, en especial aquellos que tienen que ver con la atención adecuada de los clientes y del mercado.
  • Cuando circunstancias, tanto externas como internas, hacen que el modelo de negocio que viene usando ya no produzca valor a su mercado, ni lo diferencie de sus competidores.

En el video Cómo definir en qué situación se encuentra su empresa (ver acá) se propone un marco de referencia que ayuda a pensar qué requiere cambio o modificación en la administración de su negocio.

Los pasos del cambio
Paso 1 - Crear un sentido de urgencia
Crear sentido de urgencia es resaltar, ante toda su empresa o un área afectada, una crisis, o lo que usted percibe que puede llevarlo allí. Lo debe hacer de tal forma que las personas comprendan la situación hasta el punto que sean ellas las que digan: “necesitamos cambiar cosas acá”.
Habrá tenido éxito cuando las personas se cuestionen la forma como han venido haciendo las cosas y encuentren dónde hay debilidades y problemas. Esa actitud permitirá descongelar los procesos, modificarlos y volver a alcanzar los niveles de desempeño que la empresa espera y necesita.
Debe mostrar a sus colaboradores la necesidad del cambio con algo que puedan percibir, ver, y tocar. Por eso, es importante buscar evidencias válidas y claras, ojalá externas a la organización, que muestren a todos, sin duda alguna, que el cambio es necesario.

Paso 2 - Armar un grupo
Este grupo de personas será el encargado de guiar la iniciativa de cambio. Una vez creada la urgencia, con certeza habrá varios colaboradores que desean cambiar las cosas. Muchos desearán involucrarse a fondo, aún si saben que no obtendrán a corto plazo nada de ese esfuerzo. Todo ese entusiasmo lo debe canalizar el grupo guía.
El grupo debe estar formado por personas que conozcan la empresa y el entorno en el que se mueve, tengan habilidades de liderazgo, credibilidad frente a los demás y acceso fácil a todos los colaboradores y entidades relacionadas como proveedores y canales de distribución. Una clara orientación al trabajo en equipo es fundamental.
Tenga presente que ese tipo de personas puede encontrarlo entre los colaboradores que no forman parte de su grupo directivo y cercano. 

Paso 3 - Coalición guía
Al grupo le corresponde crear un pacto o “contrato” entre las personas, para trabajar con un sentido unificado. Se logra estableciendo una visión clara, simple, fácil de comunicar y edificante, de cómo va a ser la situación después del cambio. 
A partir de esa visión de futuro, se diseñan las estrategias para dar vida al cambio. Responder estas preguntas, ayuda a crear esta coalición guía: 
  • ¿por qué es necesario el cambio? 
  • ¿cómo será la nueva organización? 
  • ¿qué no se debe cambiar? 
  • ¿qué rutas de cambio son inaceptablemente peligrosas y se deben evitar?

Como resultado deberá poder determinar un presupuesto (los números del plan de cambio), un plan (los pasos y el orden de ejecución de tareas), definir la estrategia (cómo va a llegar a la visión con el plan trazado) y una visión (el estado final que alcanzará).

Paso 4 - Comunicación
La visión, la estrategia y los planes deben comunicarse a todos los afectados, directa e indirectamente, por la iniciativa de cambio, con mensajes simples y sobre todo, sinceros y precisos.
La comunicación debe emplear todos los canales disponibles de modo que las personas empiecen a comprar y tomar como suya la idea del cambio. Es preferible excederse en la comunicación que quedarse corto.
Durante la comunicación se harán evidentes las dudas y miedos de las personas. Debe estar listo a explicar las razones del cambio, pero debe evitar caer en la tentación de discutir posiciones contrarias a la iniciativa.
Sólo limítese a manejar la ansiedad, el miedo y las dudas que las personas manifiestan con sus posiciones. Con información clara de la necesidad y beneficios del cambio logra esto.
Las sesiones de preguntas y respuestas son útiles para que todos tengan la posibilidad de aclarar lo que requieran. Las respuestas deben ser claras, cortas, concretas y nunca defensivas.

Paso 5 - Dar poder a las personas
Si las personas tienen manejo de ciertas situaciones y un mayor grado de libertad y poder, podrán remover con más facilidad los obstáculos que van a aparecer en forma inesperada e impredecible, en el camino hacia la visión establecida.
Tenga presente que el primer obstáculo que debe remover es el creado por las costumbres viejas de la empresa manifestadas con el “así hacemos acá las cosas”. 
Otro obstáculo que debe tratar, con cuidado, es el existente con la jerarquía actual. Es factible que la iniciativa de cambio sacuda la estructura de poder y control vigente. Por lo tanto, es normal esperar que los afectados traten de oponerse, abierta o veladamente, y manipular el cambio en su beneficio.
Procure que toda la información que requieran los encargados de dar vida al cambio, fluya sin problema ni restricción. Recuerde que el control de la información da poder a quién lo ejerce y esto puede convertirse en una forma de manipular las tareas del cambio, con intereses no siempre alineados con la visión.

Paso 6 - Celebración de las metas intermedias
De especial importancia en las iniciativas de cambio grandes, que por su naturaleza toman tiempo. Durante el diseño de cómo va a implantar el cambio (Paso 3), establezca que las primeras tareas del esfuerzo sean unas que produzcan resultados positivos y tangibles relativamente fácil.
Con buenos resultados en las primeras etapas del cambio, que mediante una celebración muestre y evidencie a toda la organización, facilita la aparición de una inercia e impulso que ayuda a seguir. Es un premio emocional positivo a las personas que se están esforzando.
Sin éxitos en el corto plazo, algunas personas se rinden, en especial si el esfuerzo del cambio es importante por encima de sus actividades normales diarias. La falta de éxito puede incluso causar que algunas personas se unan a las que aun se resisten al cambio.
La celebración del éxito intermedio sirve también para que los que se resisten o tienen una actitud cínica, vean con hechos concretos que hay resultados positivos. Posiblemente suavicen sus posiciones, si es que no se unen a la corriente del cambio. 

Paso 7 - No declarar victoria temprana
Cómo en la guerra, una batalla ganada no garantiza para nada el resultado de la guerra.
Celebrar los logros iniciales es bueno (Paso 6), pero no debe dar indicaciones en esas celebraciones que se han alcanzado mejoras importantes en el desempeño. Excederse en las celebraciones iniciales puede dar el mensaje equivocado de que ya se alcanzó la meta. Esto afecta negativamente el impulso que requiere la implantación del cambio.
Es importante mantener esa inercia e impulso, que dan los primeros éxitos, para crear un ambiente donde, esfuerzo tras esfuerzo, logrará que el cambio sea posible.

Paso 8 - Volver costumbre el cambio
El mundo empresarial actual obliga a alcanzar y mantener un sano equilibrio entre estabilidad y adaptación a nuevas circunstancias. 
Un desempeño ideal se alcanza cuando se mantiene durante un tiempo suficiente una forma de hacer las cosas de modo que se cree hábito. Pero las condiciones de los mercados y la competencia, obligan a que con frecuencia se cambie la forma de hacer negocios.
Por esto, lo ideal es crear una organización abierta, dispuesta siempre al cambio con una actitud positiva para acomodarse a toda nueva condición en forma ágil y eficaz, volviendo al nivel de estabilidad siempre rápidamente.
Es alcanzar un estado de “así hacemos acá las cosas” rápido, fácil, con buena cara y disposición, para salirse, sin inconveniente y cuando se requiera, de ese estado y buscar el siguiente “así hacemos acá las cosas”, en un ciclo que nunca termina.

El seguimiento de estos ocho pasos, acostumbra a su empresa a manejar, cada vez mejor, todo iniciativa de cambio que requiera implantar. Así mantiene al negocio competitivo y creciendo en forma sana y sostenible.

La tradición es un fuerza poderosa. Un salto al futuro puede resbalarse al pasado si no hay una cultura organizacional que siempre lo mantenga en su sitio e induzca un nuevo salto cuando se requiera. Los ocho pasos son la herramienta para crear esta faceta de la cultura de la empresa.